Es posible que te hayas sentido inquiet@ o preocupad@ sin motivo aparente, que tu mente no pare de darle vueltas a los problemas o que experimentes tensión física sin una causa clara. Estas son algunas de las señales más comunes de la ansiedad:
- Preocupación constante sobre el futuro o problemas cotidianos.
- Palpitaciones, sudoración o sensación de falta de aire en situaciones de estrés.
- Dificultad para concentrarse, tu mente se siente dispersa.
- Sensación de nube en la cabeza, tu mente se siente cansada sin motivo aparente.
- Evitación de situaciones que antes no representaban un problema.
Si alguna de estas situaciones te resulta familiar, es posible que estés experimentando ansiedad. El primer paso es reconocerlo y aceptarlo y ver que se ha estado haciendo hasta la fecha para reducir esta sintomatología.
Resumiendo, podemos definir la ansiedad como una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza, ya sea real o imaginaria. Se manifiesta a través de sentimientos de malestar, tensión y miedo que pueden llegar a interferir de manera significativa en la vida cotidiana de quien la padece. A menudo, la ansiedad es desproporcionada en relación al estímulo que la provoca, lo que genera frustración, ya que, aunque el individuo reconoce que su reacción es exagerada, no puede evitarla.
Tipos de Ansiedad
Existen diferentes tipos de ansiedad, y cada uno tiene características particulares:
- Ansiedad Estado: Se trata de una respuesta temporal, influenciada por factores externos que cambian con el tiempo. Es aquella ansiedad que surge ante eventos puntuales.
- Ansiedad Rasgo: Este tipo se refiere a una predisposición más estable en el tiempo. Las personas que lo padecen tienden a interpretar de manera ansiosa una mayor variedad de situaciones.
Factores de Riesgo y Mantenimiento
La ansiedad tiene una base multicausal, influida por factores genéticos, psicológicos y sociales. Un entorno social problemático, una historia familiar de trastornos de ansiedad o una aparición temprana del problema pueden ser factores de riesgo. Es importante remarcar que aunque la evitación puede aliviar el malestar a corto plazo, mantiene y agrava el trastorno a largo plazo.
Otro factor de mantenimiento de los trastornos de ansiedad se produce cuando la persona se da cuenta de que tiene ansiedad y quiere salir de ese estado lo antes posible. Este intento de no tener ansiedad hace que la persona tenga más ansiedad, ya que al no poder reducirla, finalmente se tiene ansiedad por el hecho de tener ansiedad.
Por último destacar la influencia del entorno, que con muy buena intención, cuando alguien sufre una sintomatologia parecida, lo primero que te suelen decir es: “Tranquil@, que ya verás como se pasa, eso no es nada tu, t r a n q u i l @”. Puede pasar que esa palabra que te han lanzado con la mejor de las intenciones, esa receta mágica (que no habias pedido), ese consejo de tu cuñado…pues normalmente no te va a tranquilizar, al contrario, puede que te ponga aún más nervioso ya que por lo que sea no consigues tranquilizarte, y de esta manera se vuelve al bucle.
¿Cómo Superar la Ansiedad?
El primer paso para superar la ansiedad es reconocer sus síntomas y evaluar cómo afectan a tu vida cotidiana. Hemos de recordar que la ansiedad de por sí es una reacción de supervivencia del cuerpo, con lo que lo principal es acudir a un profesional para evaluar si la respuesta es adaptativa o no. Una vez vemos que está causando un malestar significativo en el paciente, en consulta se pueden utilizar las siguientes técnicas que luego se aplicarán al día a día. Por ejemplo:
- Exposición controlada: Enfrentar los miedos de manera gradual para desensibilizar la respuesta de ansiedad.
- Reestructuración cognitiva: Cambiar la interpretación de las situaciones que desencadenan la ansiedad y proponer respuestas adaptativas.
- Relajación y respiración: Aprender a controlar la respiración y practicar la relajación muscular para reducir los síntomas físicos de la ansiedad.
Otras técnicas que puedes emplear en tu día a día:
- Ejercicio físico regular: El movimiento no solo libera endorfinas, sino que también ayuda a reducir la tensiónacumulada en el cuerpo y mejora el estado de ánimo.
- Mindfulness y meditación: Estas prácticas enseñan a enfocar tu atención en el presente, reduciendo la tendencia de la mente a anticipar catástrofes futuras, algo muy común en personas con ansiedad.
- Journaling o escritura terapéutica: Escribir sobre tus pensamientos y preocupaciones puede ayudarte a clarificar tu mente y a identificar patrones de pensamiento repetitivos que contribuyen a tu ansiedad.
Por lo tanto, lo primero que debemos entender es que la ansiedad, aunque a menudo incómoda, tiene un propósito valioso. Es una respuesta natural y adaptativa que nuestro cuerpo ha desarrollado para alertarnos de posibles amenazas o situaciones importantes. Sin ansiedad, podríamos pasar por alto señales cruciales que requieren nuestra atención. En su justa medida, la ansiedad te mantiene alerta, enfocado y motivado, preparando tu mente y cuerpo para rendir al máximo en momentos clave.
La clave está en aprender a gestionar esta energía, canalizando su poder para que juegue a tu favor, en lugar de permitir que te paralice. Cuando entiendes el mensaje que te está dando la ansiedad, puedes transformar esa sensación en una fuerza de impulso para actuar de manera efectiva. Por eso, no se trata de eliminarla por completo, sino de aprender a escucharla y usarla a tu favor.
Principales Trastornos de Ansiedad
- Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG): Las personas con TAG experimentan una preocupación excesiva y constante por eventos cotidianos, lo que les provoca un malestar significativo en su vida diaria.
- Trastorno de Pánico: Se caracteriza por ataques de pánico repentinos, acompañados de síntomas físicos extremos como palpitaciones, mareos y una intensa sensación de muerte inminente. Estos ataques ocurren al menos una vez al mes y vienen acompañados del temor constante de que vuelvan a suceder.
- Fobia Social: Este trastorno implica un miedo intenso a ser evaluado negativamente en situaciones sociales. Las personas evitan eventos sociales por temor a sentirse avergonzadas o juzgadas.
- Fobia Específica: Es un miedo irracional hacia un objeto o situación concreta, como volar o las alturas. Este tipo de fobia suele originarse en una experiencia traumática o en la observación de la experiencia de otros.
- Agorafobia: Es el miedo a estar en situaciones donde puede ser difícil escapar o recibir ayuda en caso de un ataque de pánico. Esto lleva a evitar lugares como el transporte público, centros comerciales o multitudes.
Conclusión: El Camino hacia el Bienestar
La ansiedad no tiene por qué controlar tu vida. Con la intervención adecuada, es posible gestionar y superar este malestar. Si te sientes identificado con alguno de los tipos de ansiedad descritos, busca ayuda profesional para iniciar tu proceso de recuperación.
Recuerda que no se trata de eliminar la ansiedad por completo, ya que su función es importante, sino de aprender a gestionar sus síntomas de forma que no interfieran con tu vida cotidiana.
Si tienes problemas de ansiedad y quieres empezar a solucionarlo, pedir cita podría ser el primer paso: