¿Alguna vez te has preguntado por qué algunos deportistas ganan aunque parezca que todo va en su contra? ¿Cuántas veces has escuchado, o conoces a alguien que le pasa alguna de las siguientes afirmaciones? “ha ganado por que ha sido el que más lo ha intentado” “tiene una fortaleza mental fuera de lo normal” “el partido se gana en la cabeza” “tiene mucho potencial pero le falla la cabeza””la diferencia entre los buenos y los mejores está en la mente”.
¿Qué opinas de estas afirmaciones? Las escuchamos a diario y todas, más o menos acertadas, lo que reflejan es algo que ya sabemos, y es que el secreto del éxito deportio no está solo en el estado físico, la calidad técnica de cada deportista, o la táctica únicamente, sino que tambien se ha de tener en cuenta el aspecto mental. Y dentro de la mente, podemos hablar desu capacidad para gestionar sus emociones.
En el deporte de alto rendimiento, las emociones no son obstáculos que debamos eliminar, sino poderosas aliadas que, bien gestionadas, nos pueden llevar a rendir al máximo nivel. Pero, ¿sabes cual es la mejor forma de gestionar las emociones? Pues la respuesta puede que te deje un poco a cuadros ya que es algo paradógica…y es que tal y como citó el famoso psicólogo suizo Carl Jung, “Lo que resistes, persiste”. Es decir que en base a esta hipótesis, la mejor forma de gestionar las emociones en el deporte puede que esté en el hecho de aprender a no controlarlas. Sí, lo sé…parece facil, pero no lo es y supongo que ya te habías dado cuenta.
En este artículo, la mejor forma de gestionar las emociones en la competición a través de su aceptación, aprovecharlas a tu favor y mediante la aplicación de técnicas científicamente probadas para mejorar tu rendimiento. ¿Estás listo para desbloquear todo tu potencial emocional? ¡Vamos a ello!
Emociones primarias: la clave para entender tu naturaleza como atleta
Las emociones son respuestas automáticas que surgen de lo más profundo de nosotros. No las elegimos. En base a nuestra historia personal, el cerebro asocia ciertas situaciones con estados emocionales . Podemos identificar las siguientes emociones primarias:
- MIEDO: “No se lo que me pasa pero estoy super nervioso por el partido de mañana”
- Respuesta motora: paralización
- Respuesta fisiológica: aumento de la frecuencia cardíaca, tensión muscular
- Respuesta cognitiva: dudas y pensamientos de evitación
- RABIA : “Como vuelva a fallar…reviento la raqueta”
- Respuesta motora: aceleración descontrolada, agresividad
- Respuesta fisiológica: tensión muscular, aumento presión arterial
- Respuesta cognitiva: focalización en el error
- TRISTEZA: “He entrenado todo este tiempo para acabar sin clasificarme, nada de este esfuerzo ha valido la pena, estoy destrozado”
- Respuesta motora: reducción de la energia, apatia, lentitud de movimientos
- Respuesta fisiológica: reducción del tono muscular, fatiga
- Respuesta cognitiva: pensamientos rumiativos, sensación de desesperanza y falta de motivación
- ASCO “Mañana me toca nadar en el Sena y ya se me revuelve el estómago…¡pero si está lleno de mier**!
- Respuesta motora: movimientos evitativos (para no tocar suciedad) modificación del gesto técnico
- Respuesta fisiológica: náuseas, contracción del estómago, sudor frío
- Respuesta cognitiva: rechazo, pensamientos rumiativos, dificultad de concentración
- ALEGRÍA “Cuando ví el tiempo al cruzar la meta, sentí que todo el esfuerzo había valido la pena, ¡Vamos!
- Respuesta motora: sonreir, reir, saltar, abrazar a alguien
- Respuesta fisiológica: reducción de la tensión muscular, sensacion de flotar
- Respuesta cognitiva: pensamientos optimistas centrado en lo positivo
- SORPRESA “No me esperaba que me llamaran para jugar este fin de semana, fue una sensación increíble que nunca olvidaré”
- Respuesta motora: paralización momentanea, abrir ojos, cejas o boca..
- Respuesta fisiológica: aumento del ritmo cardíaco, dilatación de las pupilas
- Respuesta cognitiva: pausa breve en el procesamiento mental, confusión
Las emociones son percepciones subjetivas de las personas, evaluaciones que hacemos cada uno de nosotrxs sobre lo que nos está pasando. Cuando reconoces y aceptas las emociones primarias, abres la puerta a convertir lo que parece una debilidad en una auténtica fortaleza.
De este primer análisis de las emociones, tenemos que tener presente que emociones como la rabia o la tristeza no son “enemigas”, sino señales que nuestro cuerpo nos envía para adaptarnos a lo que ocurre a nuestro alrededor. Por ejemplo, el miedo antes de una competencia no es tu enemigo; es un mecanismo que te prepara para actuar, ¡y debes aprender a utilizarlo! Con lo cual lo primero que debes aprender si quieres gestionar tus emociones de manera efectiva en el deporte, es que no hay emociones positivas y emociones negativas. Estar mal después de un fracaso, es relfejo de una buena salud mental.
Emociones positivas y negativas: rompiendo el mito
Te ha pasado alguna vez que ha venido tu entrenador y te dice, ¡tu tranquilo eh, positivo! ¡Tendrías que estar contento, has jugado muy bien! Y tú…después de haber estado jugando casi tres horas a 35 grados en una pista que más que de tierra batida parecia de tierra de la playa y haber perdido el partido por una doble falta, habieno tenido varios match point a tu favor, automáticamente cambias tu mood y te transformas en tu mejor versión gracias a la frase mágica del coach ” tú positiv@ y palante” .
Bueno, pues por lo que sea esto no le pasa a todo el mundo, y hay personas que no pueden cambiar tan facil su emocion primaria y necesitan un tiempo para aceptara y asimilarla. Y aquí entramos en el error de querer saltarse etapas, al considerar que una emocion es positiva y otra negativa, y por tanto a la negativa la tenemos que cambiar lo antes posible por una positiva…como si fuese tan facil, no?
Te propongo un ejercicio con una emoción primaria como el ASCO.
Vas a coger un postre, el que más te guste (brownie, cheescake, tarta de manzana, fruta del tiempo),primero quiero que cierres los ojos y te visualices comiéndote ese postre, luego lo hueles y siente todas la fragancia que desprende, ahora ya puedes darle el primer mordisco. Escucha bien como suena ese mordisco, centrate solo en los sabores que desprenden, el ruido, el olor…
Acto seguido tiralo al suelo y pon unos pelos de los que recogen en las peluquerias y mezclalos con tu postre favorito. Vuelve a darle un mordisquito, ¿Que tal ahora?
Imagínate que entra entonces el camarero y te dice: «tranquilo, si son cuatro pelos, tu los sacas y sigue comiendo que está muy bueno!«
¿Crees que se te irá el asco como por arte de magia? Seguramente no, verdad, quizá hasta no puedas volver a comer tu postre favorito durante mucho tiempo….
Tenemos que entender que aunque social y culturalmente hemos asociado algunas emociones como“positivas” y otras “negativas”, todas tienen un propósito. La rabia, por ejemplo, puede impulsarte a luchar con más fuerza. El miedo nos puede ayudar a evitar una lesión, el asco nos previene de una posible intoxicación y la tristeza nos da tiempo para poder asimilar nuevas situaciones.
Es decir, que no se trata de evitar las emociones que te incomodan, sino de usarlas a tu favor. Al evaluar como negativa una emoción, la persona intentará sentir otra cosa y se perderá la función valiosa de esa emoción. Como he dicho anteriormente, en el ejemplo del postre, la función valiosa del asco, está en protegernos de una intoxicación o por ejemplo el miedo nos pone alerta ante una posible amenaza. Imagina que puedes redirigir la ansiedad antes de un partido importante hacia una energía que te impulse a dar lo mejor de ti. Eso es posible, pero primero debes entender que no existen emociones buenas o malas. ¡Solo existe el modo en que las «gestionas».
¿Por qué fracasan los intentos de cambio emocional?
Aquí viene el problema con la palabra «gestión», ya que esta palabra de alguna manera se ha asociado por error al intento de que no se presente una emoción. ¿Te ha pasado alguna vez que, cuanto más intentas no estar nervioso, más nervioso te pones? Este es uno de los mayores errores que cometemos: intentar cambiar o suprimir nuestras emociones en lugar de entenderlas. Lo que resistimos, persiste. Y en el deporte, esto es especialmente cierto.
Cuando luchas por no sentirte de una determinada manera, estás alimentando el ciclo. Desde la perspectiva de la terapia breve estratégica, el enfoque no es cambiar la emoción, sino cambiar cómo reaccionamos ante ella. Al hacer esto, estás tomando el control de una forma que otros no pueden, y eso te coloca en una posición de ventaja.
Rompiendo con la crítica a la gestión emocional tradicional
Muchos métodos tradicionales te dicen: «Controla tus emociones» o «Piensa en positivo». Quizá haya personas que puedan hacerlo y sus intentos de cambios sean eficaces, pero para todos aquellos a los que no les funciona, es importante entender que no podemos seguir insistiendo en lo que no funciona. Si antes de la competición siempre te sientes nervioso y agobiado puedes probar lo siguiente:
- Preguntate que has hecho hasta ahora para estar calmado
- No he hecho nada (decirme que cambie de estado por arte de magia y de inmediato también es no hacer nada)
- Solución: Prueva técnicas para calmarte (visualización, respiración diafragmática, autodiálogo, reestructuración cognitiva…)
- He probado de todo
- Solución: Estar nervioso pero de manera eficiente puede ser la mejor alternativa
- No he hecho nada (decirme que cambie de estado por arte de magia y de inmediato también es no hacer nada)
El hecho de saber que es normal estar nervioso antes de la competición, ya de por si reducirá nuestros niveles de ansiead ya que dejamos de luchar contra esta emoción y por lo tanto dejamos de retroalimentarla. Esto es una estrategia para romper el bulce causa-resultado Romper este ciclo es fundamental, y la clave está en aceptar y observar la emoción sin intentar cambiarla de inmediato. Acepta que la emoción está ahí, y entonces podrás utilizarla de forma estratégica.
Conclusión: Tu próxima victoria está en tus emociones
Ahora tienes un arsenal de herramientas para gestionar tus emociones y convertirlas en tu mayor fortaleza. La clave no está en eliminar lo que sientes, sino en utilizarlo de manera estratégica. Cuando dominas tus emociones, dominas el juego. Así que, la próxima vez que te enfrentes a un desafío, recuerda que tus emociones están ahí para impulsarte, no para frenarte.
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